Uno de los objetos que usamos regularmente y que a menudo pasa desapercibido en lo que respecta a su impacto ambiental es el rastrillo.
Cuando empezamos un estilo de vida con menos basura nos pasó que nos fuimos directo al popote, al cepillo de dientes, a la bolsa de plástico. Y de pronto, llegó ese momento del mes que nos queríamos quitar unos cuántos pelitos extra y oh sorpresa! Que el rastrillo que usamos también era de plástico, y no solo eso, era considerado desechable.
Los rastrillos desechables han sido una elección común durante años debido a su conveniencia (como la mayoría de los plásticos desechables). Sin embargo, su uso desmedido tiene un impacto ambiental significativo:
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Residuos Plásticos: La mayoría de los rastrillos desechables están hechos de plástico, lo que contribuye a la acumulación de residuos plásticos en vertederos y océanos. Estos plásticos pueden tardar siglos en degradarse, además de agregar microplásticos en su degradación.
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Consumo de Recursos Naturales: La producción de rastrillos desechables requiere una gran cantidad de recursos, desde petróleo crudo hasta agua y energía. Este consumo de recursos agota los suministros naturales y aumenta la huella ecológica. Para usarse una o unas cuantas veces y ya? No vale mucho la pena
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Emisiones de CO2: La fabricación y el transporte de rastrillos desechables generan emisiones de dióxido de carbono (CO2), contribuyendo al cambio climático.
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Impacto en la Vida Marina: Los plásticos desechados pueden terminar en los océanos, donde amenazan la vida marina al ser ingeridos o atrapados por los animales.
Afortunadamente, existe una alternativa más amigable con el medio ambiente: los rastrillos reutilizables. Estos rastrillos están hechos de materiales duraderos, como acero inoxidable.
Aunque el costo inicial de un rastrillo reutilizable puede ser mayor, ahorras dinero a largo plazo al no tener que comprar rastrillos desechables con regularidad.
